sábado, 2 de agosto de 2008

Madre mía

Tiempo vacío
y mañana vacua
bañada de aguanieve.

Las ventanas cubiertas
de destellos invisibles
y el peso de la dispersión destilándose
sobre cada pulmón que se abre.

Nos bañan con la sangre
de un ciclo incesante y mortífero.
Son los huecos de la esclavitud
punzando los vientres helados.

Continente agrietado,
¡Levántate prolífico!
asoma tus narices al cosmos
y succiona el candor de la Madre Tierra.

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